Matrícula de colegio
Ricardo Palma
Signore, dom Pietro Cañafistola, directtore de la escuela municipale de Chumbivilcas, 3 de Aprile de 1890.
Mio diletto signore: Fa favore de matriculeare ne la sua escuela, mei figlici Benedetto, Bartolomeo e Cipriano, natti in questta citá de Chumbivilcas, il giorno 20 de Febraio de 1881.
Sono suo servitore e amico
Crispín Gatiessa
Leída por el dómine esta macarrónica esquela, calóse las gafas, abrió el cuaderno de registro o matrícula escolar, entintó la pluma y antes de consignar los datos precisos, entabló conversación con sus futuros alumnos.
Eran estos tres chicos de nueve años, venidos al mundo, en la misma hora o paricio, de una robusta hembra chumbivilcana, casada con don Crispín Gatiessa, boticario de la población, que era un genovés como un trinquete y, tanto, que de una culeada le clavó a su mujer tres muchachotes muy rollizos.
A la simple vista, era casi imposible diferenciar a los niños, pues caras y cuerpos eran de completa semejanza.
--¿Cuál es tu nombre?--preguntó don Pedro a uno de los chicos.
--Servidor de usted, señor maestro, Benedicto--contestó el interrogado con voz de flautín, anacrónica en ser tan desarrollado y vigoroso.
--Vaya una vocesita para meliflua--musitó el magister--j y tú, ¿qué nombre llevas? --continuó, dirigiéndose al otro.
--Para servir a Dios y a la Patria, me llamo Bartolomé--con idéntica voz atiplada.
--¿Otra te pego, Diego? --murmuró, para sí, el maestro--. !Vaya un par de maricones! !Lucido está el bachicha con su prole! ¿Y tú? --preguntó, dirigiéndose al tercero.
--¿Yo?, yo soy Crispín Gatiessa--contestó con voz de trueno, el muchacho.
Casi se cae de espaldas el bueno de don Pedro Cañafistola, ante tamaño contraste, y exclamó:
--!Para la puta que los parió! !Qué cosa! ¿En qué consistirá, que siendo estos tres niños tan iguales de figura, nacidos del mismo vientre, de la misma ventregada, o en el mismo día, uno discrepe tanto por el vocerrón? Aquí me digo yo, cualquiera pierde su latín. !Vaya con los caprichos de la naturaleza!
--Yo le diré a usted, señor maestro, como mi madre no tiene sino dos tetas, ésas sirvieron para que estos dos hermanos mamasen a boca que quieres, y por eso han salido así... pobrecitos de voz.
--Y tú, ¿qué teta mamaste?
--Yo, ninguna.
--¿Cómo ninguna?
--Sí, señor, ninguna: yo mamaba el pájaro de mi padre... y por eso he sacado este vocejón.
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