Ultima Danza
Washington Delgado
Ven a danzar aunque la hora
sea precisamente inapropiada.
Ven a danzar y que ardan las ventanas
de este dorado imperio.
Que ardan las alcobas, los salones,
los delicados muebles del palacio,
las damas, las doncellas y los pajes
de soñada belleza.
Nuestra pequeña iniquidad
fue más breve que un beso.
De nuestras manos cayó el tiempo
y este instante, o su música,
es toda nuestra música.
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